¡Qué fácil resulta opinar sobre la labor docente, pero qué difícil es llevarla adelante!
Recuerdo que cuando hice la materias pedagógicas del Profesorado de Letras, nos bombardearon con bibliografía del tipo de Freire, inculcándonos el modo de educación individualizada, personalizada, inclusiva... Pero en el aula, frente a 20, 25, 30, 35 estudiantes ¡¡qué diferente es todo!!
Personalmente me resultó muy frustrante sentir que no podía aplicar las estrategias pedagógicas que tanto había aprendido, ver que los tiempos apremian, que los directivos presionan y controlan, que los padres (en caso de trabajar con chicos o adolescentes) reclaman y critican como profesionales, que cumplir un programa se vuelve más importante que si los estudiantes realmente han aprendido todo lo que figura en un parte del día o en un libro de actas...
Creo que la alternativa de Español a extranjeros -así sea como lengua segunda o extranjera- es una buena opción de poder aplicar esos deseos de satisfacer -o al menos de intentarlo con más posibilidades reales de logro- las necesidades y expectativas del que está sentado frente a uno. Por lo general los grupos son menores y la motivación por el aprendizaje ya está dado. Pero como todo, siempre son generalidades y a veces uno se encuentra en situaciones donde mira a sus costados y se pregunta: "¿y yo qué hago acá?"
¿Alguno/a de ustedes a experimentado este tipo de sensación de hastío e impotencia?
